23:00 hrs.
Hoy Patricia pasó un día muy difícil, sigue en terapia intermedia. Le encontraron una úlcera en el intestino que ya le cauterizaron; con eso los doctores pretenden detener la hemorragia que se le presentó. Hoy recibió tres paquetitos de sangre (teníamos saldo a favor en el banco de sangre). La temperatura, los dolores y las molestias están completamente controlados. Si todo sale bien, se recuperará de este trance en pocos días para continuar con el proceso planeado. Está de muy buen humor y agradece a todos los que se acuerdan de rezar por ella.
Sexto reto: ¿Qué hacer cuando te ataca el recuerdo del día más triste de tu vida cuando menos lo necesitas?
Hoy amaneció un Guadalajara nublado, frío, húmedo y así se quedó. No sé por qué este día me llevó al día más triste de mi vida.
Colonia Narvarte, Ciudad de México, año de 1967, yo tenía 6 años. Mis papás llevaban algunos días susurrando acerca de algún vecino, en cuanto me notaban dejaban de hacerlo y me veían con mucha tristeza; yo no sabía de quién hablaban. Cierta tarde, como la que el día de hoy trató de emular, escuché la puerta de los vecinos del departamento 4 abrirse. No es que estuviera tratando de escuchar a los vecinos, sólo que cualquier rincón de nuestro departamento estaba cerca de la puerta. Algo me impulsó a salir corriendo al pasillo común de acceso de las tres viviendas de nuestro piso, deteniéndome a tres pasitos de quienes salían de su casa; era el señor Ilizaliturri y su esposa la señora Tere. La Señora Tere era la señora más buena que yo había conocido fuera de mi casa en mis primeros seis años de vida; les aseguro que la señora brillaba y el brillo se notaba y se sentía. Sin decir palabra y sin razón, me lancé a los brazos de aquél ángel, así estuvimos probablemente un minuto que a mí me pareció un instante eterno. No medió palabra alguna. Bajaron los escalones y yo me quedé petrificado, cuando por fin reaccioné corrí detrás de ellos. Sólo llegué hasta la puerta de la calle marcada con el número 416, allí me detuve. La pareja tomada del brazo, dándome la espalda, ya estaba en el camellón de avenida Universidad, cruzando hacia la acera de enfrente. La señora Tere me sintió, me volteó a ver sobre su hombro, volvió a sonreírme y siguió su camino. En ese momento sólo deseé que mis padres se demostraran la misma ternura y amor de mis vecinos. Y me sentí muy triste. Fue la última vez que la vi y nadie me dijo por qué, sólo sé que desapareció.
Años después me enteré que la señora Tere Ilizaliturri murió de cáncer.
Creo que por eso le tengo miedo a las despedidas, por eso lucho por hacer realidad con mi familia el deseo de aquella tarde, por eso detesto no saber el porqué de las cosas, por eso me lastiman las tardes tristes y por eso odio a la muerte. Por eso los días más tristes de mi vida nunca han sido tan tristes como el día más triste de mi vida.
Patricia ya no me quiere ver en el hospital, está muy preocupada por mis extensas vacaciones, por lo tanto, hoy fui por primera vez a mi oficina después de varias semanas. Todo en orden. Hoy inicié un blog dedicado a la educación hotelera.
Mañana trabajo normal. Normal. ¿Normal?
Cuarto reto: ¿Cómo afrontar esta larga enfermedad? ¿Cómo resistir?
Buenas noches.
Animo deja en manos de Dios ten fe todo saldra bien. Elzabeth Guarneros.
ResponderBorrarUstedes la están afrontando de la manera perfecta, siendo positivos y con buen humor, no hay mejor forma de afrontar los problemas, en verdad los admiro mucho y les aseguro que resistirán porque todos se cuidan entre sí, cuando uno flaquea viene el otro al quite y ahí van todos juntitos, me hacen recordar esos bloques del ejército romano, que no había forma de romperlos. Siempre lo he dicho, son una familia fabulosa, no paren sigan sigan!!!!
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