22:00 hrs.
¡Una semana más! ¿Pueden creerlo? De unos cuantos años para acá comencé a sentir que el tiempo se va cada vez más rápido y esta semana no fue la excepción: voló.
Lunes 4 de noviembre.
Día normal de oficina: muchas llamadas telefónicas (al conmutador y al celular), mensajes, guatsops, la bandeja de entrada del correo llegó a 150 mensajes sin leer… asuntos imprevistos, interrupciones, problemas para todos los gustos y de todos los tamaños, algunos se pueden resolver rápido, otros se deben delegar o discutir con otras áreas para darles salida en equipo; no faltan los que no tienes ni remota idea cómo enfrentar (los inéditos y los de otras áreas). Reportes de invasión a los hoteles, ya sea de monjes tibetanos o de maestros de la coordinadora, reportes de degenerados que destruyen su habitación, secuestros virtuales y extorsiones. Que si Chilpancingo es peligroso. Que si viene otro huracán. Que Lolita es una maldita asesina y nos está asfixiando a todos. Que el presupuesto que teníamos que entregar en diciembre, que siempre no, que era para ayer. Comida con mi amigo José Lomelín en el Jockey ¡excelente salmón! … Lo que queda de mí regresa a casa ya sin siquiera pasar al hospital a darle el besito de las buenas noches a la enfermita. Pero sé que está bien con Coco.
Coco se hace cargo de los trámites de hospedaje en el hospital y pasan ambas una noche tranquila.
Por cierto, no les he platicado que Coco está haciendo pre-internado en la Cruz Verde 24x48; o sea, va 24 horas continuas y descansa 48 horas.
En sus 48 horas de descanso me está ayudando con los cuidados a Patricia.
¿Qué cómo le va a Coco en la Cruz Verde? Hoy tuvo el caso de una niña con síndrome de parquímetro. Una rara enfermedad cuyo principal síntoma es el crecimiento de monedas de 5 pesos en el intestino (bueno, ese fue el diagnóstico que hizo Coco, si no es correcto, por lo menos es original).
Martes 5 de noviembre.
Temprano anestesian a Patricia, le toman muestras de la médula, frotis sanguíneo, biometría hemática, etc. De todos los exámenes el más importante es el de médula porque es el que arroja un pronóstico de la enfermedad. Las muestras de médula se mandan a 4 diferentes laboratorios (hospital, dos de Guadalajara y Puebla). Desgraciadamente no estuve para ver “El Show de Patricia Post-anestesia”, en esta ocasión regresó de la sala de operaciones diciendo que venía de viaje de México.
Después de los exámenes le aplicaron la primera dosis de trisenox (por el catéter). Pasó la noche en el hospital en observación, Coco con ella, no hubo efectos adversos ni secundarios.
Miércoles 6 de noviembre.
Dosis de trisenox tempranito y regreso a casa. Esa noche viajé a Monterrey, llegando a mi hotel recibí noticias preocupantes, Patricia estaba sufriendo de arritmia, dolor de corazón, escalofrío solemne (sensación de frío que se acompaña de castañeteo de dientes y estremecimiento de la cama). Coco le aplicó ventolín y le inyectó alin depot y clexane. Tres gotitas de rivotril y ¡A dormir se ha dicho! Totalmente recuperada.
Jueves 7 de noviembre.
Una vez más, otra dosis de trisenox, en esta ocasión en el área de terapia ambulatoria de oncología del hospital San Javier. Todo bien, no hubo efectos adversos ni secundarios, le toman muestras de sangre y electrocardiograma antes, durante y después de la toma de la medicina. Ese día tuve la suerte de ofrecer una plática en la Universidad Regiomontana. Regresé a Guadalajara por la noche, el vuelo salió sólo con dos horas de retraso y llego a casa de madrugada.
Viernes 8 de noviembre.
Día normal de oficina: a la hecatombe del lunes agregar una llanta ponchada, una visita de nuestro asesor de seguridad y una cita con el fiscal antisecuestros de Jalisco; comida con Pablo, hijo de mi querido amigo el Dr. Rivera Yepiz, revisión de un curso que dará Hugo Traconis. Nuestro asesor de seguridad es norteamericano y rumbo a dejarlo a su hotel (ya cerca de las 9 de la noche) me dice con su español sin erres: “dormiste en la junta, ¿eh? ¿cansadou?”. Pues sí me eché mis cabeceaditas en plena junta. Ni modo.
Aviso importante para los oriundos de Tapatilandia: el único lugar del universo que reparan (desponchan) llantas en Guadalajara con parche caliente es en una vulcanizadora que está en Santa Teresita, en la mera esquina de Pedro Buzeta y Herrera y Cairo.
Patricia recibió su tratamiento y lo toleró perfectamente.
A Coco le informaron que fue aceptada para hacer su internado en el Hospital Militar, lo cual es una buena noticia.
Sábado 9 de noviembre.
Ahora me tocó a mí llevar a Patricia a la terapia. Ya saben, muestra de todo, electrocardiograma y ¡zaz! Trisenox. Al final del tratamiento Patricia se sintió muy mal, la tuvieron que acostar y meterle una super dosis de potasio. Si le continuaban los dolores de corazón debíamos de pasar la noche en el hospital. Gracias a Dios los dolores terminaron y sólo le quedó una gran debilidad. Regresamos a casa y pasamos una tarde tranquila. Patricia con su rompecabezas y yo respondiendo correos atrasados.
Hoy.
Después de comer y de desayunar Patricia se volvió a sentir muy débil, yo le echo la culpa a dos cosas, una puede ser el café, las dos veces que se ha sentido mal en casa ha sido después de tomar café, la segunda es que nada más se siente bien y comienza a danzar por toda la casa como pirinola. Por la tarde tuvo ligeros dolores pero ahorita está requeté-bien. La tengo marchando como león enjaulado de un lado a otro de la recámara rezando el rosario.
Los efectos adversos de la medicina en Patricia el miércoles en la noche, el sábado y hoy fueron: hipocalemia (bajo nivel de potasio en sangre), mareo, dolor de cabeza, escalofríos (algunos solemnes y otros más bien modestos), taquicardia, disnea (dificultad respiratoria), dolor, fatiga. Todos comunes en pacientes que son tratados con trisenox.
Mañana.
Mañana será otro día. Día normal de oficina. ¡Gulp!
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