2014 d.c.
Diciembre.
¿Cuál es mi pretexto? ¿Cómo fue que logré que Ana
Frank quiera venir del más allá nada más para agarrarme a cachetadas guajoloteras?.
Pues muy fácil, parece que mis memorias se han
convertido en mis olvidos… Voy a tratar de justificarme, ahí voy (1, 2 … 3):
Es que no he escrito porque hace mucho frío y cuando
se me enfrían los pies se me atrofian las neuronas… ¿No les gustó ese pretexto?
Bueno, la verdad es que no ha pasado nada
extraordinario… ¡De veras!... Bueno, solo que terminó el 2013. Lo cual en
realidad no tiene nada de extraordinario. Me explico: desde que inició la época
cristiana han terminado 2013 años, cada uno con sus trescientos sesenta y
tantos días; y no sólo eso, ya antes habían terminado muchos otros, si no me
creen, pregúntenle a los chinos, si mis cálculos no me fallan, ahora en enero ellos
terminan 4711 años (hasta en eso nos ganan los chinitos).Y así, sin comunicarme con ustedes, he navegado por más de un mes cavilando acerca de lo ordinario y lo extraordinario.
Es ordinario vivir; sin embargo es extraordinario
vivir. Es ordinario nacer y es extraordinario morir (sólo se muere una vez en
la vida). Extraordinaria es la salud y nada nos parece más ordinario que la
salud. Ordinario es el encuentro y el adiós, tanto como ambos son
extraordinarios.
Las conclusiones me confunden y me paralizan ¿me petrifican?
¿Me convertí en estatua de sal por voltear para atrás?
La vida es ordinaria y de suyo extraordinaria, aunque
no necesariamente extraordinaria. Sí es, pero es necesario que sea para que sea.
Tal vez porque es, no nos esforzamos para que sea y por eso no es.
Bueno, ¿Pues qué me pasa? ¿Cuál es el punto? ¿A dónde
quiero llegar? ¿A dónde vas Felipe con tus ínfulas de Hamlet? ¿Qué pues?
Pues que con todo lo extraordinario que me ha pasado
en 2013, siento que mi vida en vez de ser extraordinaria está estancada en lo
ordinario.
Patricia me está poniendo el ejemplo, desde que se
enfermó ella es una mujer mejor, definitivamente, los que la conocen no me van
a dejar mentir, es más tranquila, más analítica, más estudiosa, más
disciplinada, más espiritual. Su enfermedad que es extraordinaria la está
afrontando de una manera extraordinaria, y con todo y lo que tener leucemia
pueda significar, está viviendo una calidad de vida mejor que la mía.Hace poco le escribí a un amigo que tiene algunos meses que no veo, y en mi correo le describí lo que había hecho desde la última vez que nos saludamos, concluyendo: “en resumen Rodolfo (Luthe), desde la última vez que nos vimos no soy un ser humano mejor”; es decir, lo ordinario de lo ordinario, nazco, crezco me reproduzco y muero.
Pero bueno, no leen este diario por mí y mis
circunstancias, sino para saber cómo está la más bonita de las hijas de mi suegra.
El 4 de diciembre del año 2013 de la era cristiana, Patricia
regresó a su tratamiento con trisenox (arsénico ¿se acuerdan?), como ya les he
platicado, tuvo que ir diariamente al hospital por 14 días a que le aplicaran
por el catéter la mentada medicina (¿recuerdan qué es un catéter?).
Un día sí y otro no le sacan sangre, lo hacen para
medir el efecto de la medicina en el organismo y constantemente le monitorean
el corazón para evitar que el desenlace sea fatal. Si el doctor nota algún tipo
de sufrimiento le receta un antídoto y así pasa alrededor de 6 horas diarias en
el hospital. El arsénico ha resultado mucho menos agresivo que la quimio que le
habían puesto al principio de la enfermedad; sólo se le hinchan los cachetes un
poquito durante los 14 días, pero se le desinflan al terminar éstos. Anda
peinada de casquete corto, rebajado desde la coronilla (al estilo Padre Armando),
el poquillo pelo lo tiene chinito chinito, se ve muy bien. ¿Han visto el look que trae Lupita Dalecio? Pues hagan
de cuenta.
Dado lo anterior, para el 18 de diciembre terminó la
sesión hospitalaria, yo salí de vacaciones desde el 20. A partir del 22 de
diciembre recibió estrictas órdenes médicas de “darle vuelo a la hilacha”, y
así, cumplió cabalmente con la rutinaria costumbre anual de desaparecer en solo dos
días nuestro frugal aguinaldo de juguetería, pensé que no lo iba a lograr pero
no nos defraudó.
¡Hasta arbolito y Nacimiento!
Estuvimos todas las vacaciones apaciguados en casa,
cenamos temprano el 24 de diciembre, los seis, mi suegra, Patricia, Coco, Paco,
Felipón y Yomismo. Cenamos un paquete de “Los Arcos”, para seis (total del
paquete fueron $2,400 pesos entregado a domicilio, “ta-bien-¿no?”), un
kilogramo de langosta, otro de salmón y seis medalloncitos de carne de vaca, harta
ensalada, pan, y sólo adicionamos el imprescindible vinito, blanco para las
niñas tinto para los niños. Ni siquiera nos tocó lavar trastes (todavía estoy
adolorido del cumpleaños de Felipe ¿se acuerdan?) (yo no). Nos dimos nuestros regalitos
que nos dio el niñito Dios, no faltaron los calcetines, las camisetas, los
desodorantes y los pants…
Con el canijo frío y los días cortos nos convertimos
en crisálidas, nuestra casa (principalmente la cocina) fue el capullo, el calor lo obtuvimos del fogón de la estufa, de un buen chocolate
chiapaneco, de unas cobijotas y sobre todo de la Sagrada Familia hospedada en
nuestro Nacimiento.
Tuvimos algunas visitas que alegraron aún más nuestro espiritu navideño y dos lamentables fallecimientos que lo entristecieron. Un amigo de la RUP y el cuñado del tío Barajas, ambos michoacanos, uno muerto por manos de un criminal otro por un inesperado infarto fulminante. Ambos antes del 31. Ambos amigos. Ambos buenas personas. Ambos en el cielo más cerca de Dios intercediendo por la salud de Patricia.
Recibimos muchas muestras de cariño, algunas de ellas son testimonios de sus oraciones, las cuales atesoramos y las usamos: imágenes de la vírgen, de arcángeles y una reliquia de Monseñor Álvaro del Portillo que nos trajo el hermano de Carmen de Roma, en donde está la tumba de Don Álvaro y de San José María, desde donde nuestro amigo oró y pidió por la salud de Patricia.
La familia Traconis nos trajo romeritos y pierna, y a sabiendas de mis debilidades enológicas, gracias a muchos amigos, volví a llenar mi cavita de vinos que ya estaba en las últimas (¿en algún lado les comenté que una de las cosas qu aprendí de la enfermedad de Patricia es que el doctor que cura la sangre es el hematologo y no el enologo?).
Patricia ya está en su tercer rompe cabezas de mil
piezas cada uno y yo para no quedarme atrás, además de andar con los tres
libros que tengo comenzados para arriba y para abajo, volví a leer como lo he
hecho varias veces en mi vida por estas épocas “Navidad en las Montañas” de
Ignacio Manuel Altamirano. ¿A quién darle las gracias? ¿A Altamirano por
escribirlo o mi maestro Sandoval de prepa por guiarme a su descubrimiento?
¡Mucho frío para escribir diarios! ¡Poca cosa que
decir! Mis tres lectores de vacaciones, no me iban a extrañar.
31 de diciembre. Fuimos a cenar al AnitaLi, ya saben,
el lugar MUY feo, el servicio bueno (aunque demasiado rápido considerando que
llegamos a las 9:00 pm y que disponíamos de tres horas hasta la llegada del Año
Nuevo), la comida que normalmente es muy buena en esta ocasión estuvo solamente
buena a secas, pero la pasamos muy bien, a la comitiva del 24 de diciembre se
separó mi suegra (que ya no está para esos trotes) y se unieron Pau (novia de
Felipe) y Oso (novio de Coco).
¿Y la enfermita? Dijo el doctor ¡vida normal! Y allí
fue donde comenzó todo el enredo que dio inicio a esta nueva conversación:
Lo normal es extraordinario.
Enero.
Coco entró al hospital a hacer su internado el día 1
de enero de 2014, yo a la oficina el 2. El domingo 5 terminaron las vacaciones de
Patricia y regresó a su tratamiento. Son catorce días de cuidado, mañana cumple
los primeros seis. Ayer en la noche nos visitó el Dr. Rodríguez Carrillo para
decirnos (pónganse abusados) (ustedes, tres lectores, pónganse abusados) (pónganse
abusados no fue lo que nos dijo el doctor), lo que dijo fue:
1.
“Estoy muy contento porque los exámenes de sangre están saliendo muy bien, continuamos en remisión molecular”
2.
“Depende de
cómo salgan los estudios y cómo la vea,
podríamos repetir el tratamiento tres o cuatro meses más” (14 días de
tratamiento con 14 de descanso)
3.
“Si
la situación se mantiene como hasta ahora, al término de los tres (o cuatro) meses
(sí, meses), se suspenderá el tratamiento”
4.
Después de eso se hará un monitoreo periódico y si
todo sigue bien, en cinco años,
termina la remisión y se da de alta
¿Qué notan de las palabras que remarqué? Yo lo
resumiría de la siguiente manera:
La moneda aún está en el aire, necesitamos que
continúen todos ustedes ayudándonos cargando los dados a nuestro favor con sus
oraciones, con el favor de su amistad y con su cariño, que son extraordinarios.
Ahora es casi la una de la mañana, no voy a subir este
texto al blog, terminaría como a las 3 de la mañana y tengo que levantarme a
las 7:00 am para llevar a Patricia al hospital. Ya vino Patricia a regañarme
dos veces porque no me voy a dormir (eso sí, no se le ha quitado lo regañona
conmigo).
Lo subiré mañana sábado.
Treceavo
reto: Un dilema ¿dormir, soñar y vivir? o ¿soñar, vivir y
dormir?
Nota: No encuentro como administrar los mensajes que
ustedes me envían al blog, a veces se ven y a veces no se ven, pero tampoco sé cómo
responderlos cuando los veo, pero les doy mi correo privado por si quieren hacernos algún comentario
o por la página de Facebook.
Mi correo privado: riosromo@gmail.com
¡Hasta luego!
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